La alegría del Día del Niño se transformó en una profunda tragedia para una familia en el sector Los Samanes, al sur de Valencia. Los hermanitos, Brayan Alejandro y Gabriel Alejandro Almado Reyes, de 10 y 11 años respectivamente, mueren ahogados en una quebrada del río Cabriales.
Los pequeños, junto a otros tres amigos, habían planeado pasar la tarde jugando PlayStation en una casa cercana que alquilaba consolas de videojuegos. Sin embargo, en un cambio de planes inesperado, decidieron ir a bañarse a la quebrada ubicada frente a la empresa Colgate, en plena autopista sur tramo Los Samanes.
Ver esta publicación en Instagram
Al parecer, mientras se encontraban en el agua, los dos hermanitos comenzaron a tener dificultades. Los gritos de auxilio alertaron a un joven que se encontraba en la zona, quien sin dudarlo se lanzó al agua para rescatarlos. Logró sacar a uno de ellos, pero ya era demasiado tarde. El otro hermano no pudo ser salvado.
Al enterarse de la tragedia, la madre de los niños corrió hacia la quebrada, encontrando la desgarradora escena de sus hijos cubiertos por una sábana. La impotencia y el dolor la invadieron. «Yo no soy la culpable de la muerte de mis hijos», exclamó entre lágrimas, afirmando que ellos le habían dicho que iban a jugar PlayStation.
Los cuerpos de Brayan y Gabriel fueron trasladados a la morgue para realizar las autopsias correspondientes. Los resultados confirmaron que la causa de muerte fue por inmersión, descartando cualquier tipo de agresión física.
La comunidad de Los Samanes se encuentra conmocionada por la irreparable pérdida de los dos hermanos. Los vecinos se reunieron en la casa de la familia para velarlos, ofreciendo palabras de consuelo y apoyo a sus padres y hermanos.
Esta tragedia sirve como un triste recordatorio de la importancia de la supervisión y el cuidado de los niños, especialmente en entornos con riesgos potenciales como ríos o quebradas. Es fundamental inculcarles la precaución y el respeto por las normas de seguridad para evitar este tipo de desenlaces lamentables.
Brayan, descrito como un niño alegre y entusiasta, había sido promovido recientemente a quinto grado. Su hermano Gabriel, más callado pero risueño, cursaba sexto grado. Ambos serán recordados por su inocencia, alegría y la huella imborrable que dejaron en sus familias y amigos.
