Este sábado, la tensión en la frontera entre Líbano e Israel escaló con un violento intercambio de ataques entre el movimiento chií libanés Hezbolá y las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Según informes de Al Mayadeen, Hezbolá lanzó una serie de ataques con drones sobre el norte de Israel, apuntando a territorios estratégicos.
Hezbolá declaró que sus muyahidines dirigieron un escuadrón de drones en picado hacia una concentración de soldados israelíes en Birkat Risha, alcanzando sus objetivos con precisión. Los ataques, que incluyeron la base de Michve Alon, utilizada por las FDI como punto de reagrupamiento y depósito de municiones, causaron incendios en cinco ubicaciones del norte de Israel.
En respuesta, las FDI intentaron interceptar los drones con varios misiles, aunque no lograron neutralizar todos los aparatos. Algunos de los interceptores cayeron en áreas civiles, causando daños materiales. Un centro de tratamiento y rehabilitación fue afectado cuando un interceptor cayó en su piscina cubierta, según Beni Ben Muvchar, jefe del consejo regional. Afortunadamente, no se reportaron víctimas.
Como represalia, la aviación israelí lanzó ataques aéreos contra diversas instalaciones militares de Hezbolá en el sur del Líbano. Los objetivos incluyeron un operativo de Hezbolá que fue visto ingresando a un edificio en Tayr Harfa, lanzacohetes en Houla y Qalaat Debba, así como depósitos de armas y otros edificios utilizados por el movimiento en Hanine, Ayta ash-Shab, Khiam y Blida.
Estos enfrentamientos reflejan una preocupante escalada en la violencia, aumentando las tensiones en una región ya marcada por la inestabilidad y el conflicto prolongado.
