Los Juegos Olímpicos de París 2024 han dejado un sabor agridulce en la afición venezolana. Al ver a nuestros atletas recibir diplomas y compararlos con el tercer lugar en los mundiales de fútbol, surge una pregunta inevitable: ¿Es esto un mérito o simplemente un consuelo por no haber alcanzado la cima?
El Significado de los Diplomas Olímpicos
En el fútbol, el partido por el tercer lugar es muchas veces visto con indiferencia, especialmente por aquellas selecciones que aspiraban a la final. Este paralelismo se puede hacer con los diplomas olímpicos. Un diploma, en muchos casos, simboliza más la desilusión de no haber alcanzado una medalla que un logro en sí mismo. Si bien puede representar un hito para un atleta joven o en ascenso, para aquellos que ya han alcanzado su máximo potencial, un diploma puede ser un recordatorio de lo que no se logró.
Venezuela en París 2024: ¿Dónde Quedaron las Medallas?
Lo que más preocupa es que, después de haber obtenido cuatro medallas en Tokio 2021, la delegación venezolana se va de París 2024 sin ninguna. Países como Santa Lucía, Dominica y Cabo Verde, que nunca antes habían figurado en el medallero olímpico, lograron destacar con medallas. Incluso Ecuador, un país vecino, regresará a casa con cinco medallas. Esta comparación resalta una realidad incómoda: algo está fallando en el deporte venezolano.
La Necesidad de Reflexionar y Actuar
No se trata de criticar a nuestros atletas, muchos de los cuales han demostrado un empeño encomiable, como Joselyn Brea, conocida por su ética de trabajo y preparación dedicada. Pero la verdad es que, a pesar de su orgullo por representar a Venezuela, sus resultados no estuvieron a la altura de las expectativas.
Esto plantea la necesidad urgente de revisar y replantear la estrategia deportiva del país. El boxeo, por ejemplo, que alguna vez fue una potencia mundial para Venezuela, ahora ve a sus atletas eliminados en las primeras rondas. Este contraste tan marcado entre el pasado y el presente del deporte nacional sugiere que es imperativo comenzar a trabajar desde ya para evitar un rendimiento similar en Los Ángeles 2028.
Reflexión Final
Es crucial que el país no caiga en el conformismo de celebrar diplomas como si fueran medallas. El éxito en el deporte internacional no es un accidente, sino el resultado de una planificación estratégica y una preparación rigurosa. Venezuela tiene que aprender de los fracasos de París 2024 para evitar que las «nubes oscuras» sigan posándose sobre el deporte nacional.
Es hora de un cambio profundo en la política deportiva del país. Solo con un enfoque renovado y un compromiso real con la excelencia deportiva, Venezuela podrá volver a figurar entre las grandes potencias del deporte mundial.
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